Comentario
La ciudad de Granada fue conquistada a los musulmanes por los Reyes Católicos en 1492, siendo empujado al exilio su último rey, Boabdil. Isabel y Fernando asediaron la ciudad desde lo que hoy es la población de Santa Fe, consiguiendo que sus habitantes se rindieran el 2 de enero de 1492.
En gran medida la población local musulmana permaneció en Granada, aunque se asentaron en ella también conquistadores -que reclamaban participar de los beneficios de la conquista-, funcionarios civiles y eclesiásticos -que debían imponer un nuevo patrón cultural, esta vez cristiano-, y gentes con origen y objetivos diversos, atraídos por las noticias que llegaban acerca de las riquezas de la ciudad y el reino.
Granada se fue transformando poco a poco, convertida por los Reyes Católicos en una de sus más preciadas posesiones -no en vano el símbolo de la Granada fue incorporado a su escudo-. Fruto del dominio cristiano surgieron diversos edificios a lo largo y ancho de la ciudad, como su Catedral, el Monasterio de la Cartuja o el Hospital Real, entre otros muchos. Hasta Granada llegó Cristóbal Colón en busca del apoyo de los monarcas para la realización de su periplo ultramarino.
Al principio las relaciones entre conquistadores y conquistados fueron relativamente respetuosas, conforme a lo estipulado en el tratado de capitulación. Sin embargo, los cristianos no tardaron en imponer cada vez normas más restrictivas y excluyentes hacia los musulmanes, lo que no era lógicamente bien recibido por éstos. En 1499 el cardenal Cisneros impuso el bautismo obligatorio para todos los pobladores, lo que provocó una serie de revueltas y motines y la huída de parte de los sublevados a las agrestes Alpujarras.
La situación de coexistencia entre cristianos y musulmanes, no sin ciertos episodios problemáticos, se mantuvo hasta los reinados de Juana la Loca y de Carlos I -quien residió en Granada en su viaje de bodas con la Emperatriz Isabel de Portugal-, aunque paulatinamente las libertades de los conquistados se iban viendo reducidas. Sin embargo, ya con Felipe II en el trono se impuso la prohibición a los musulmanes de vestir sus ropas tradicionales, de utilizar su idioma y de mantener sus costumbres. El resultado fue un motín que, iniciado en el Albaicín en la noche de Navidad de 1568, se extendió a las Alpujarras, prolongándose en el tiempo hasta que fue reprimido a sangre y fuego por don Juan de Austria en 1571. Los supervivientes se vieron obligados a vivir fuera de la región, que fue repoblada por cristianos de otras partes de España. Este hecho motivó el inicio de una larga decadencia para la ciudad, al ser los musulmanes el principal motor de la riqueza de Granada y su territorio adyacente.
Los años siguientes fueron de relativa calma, aprovechados por la ciudad para prosperar económicamente. La seda cultivada en las Alpujarras, famosa por su calidad tanto en el orbe cristiano como en el musulmán, atrajo a numerosos mercaderes a Granada. Los genoveses, los más activos de su tiempo, levantaron algunos palacios, como el de la Casa de los Pisas, en la parte baja del Albaicín y actualmente dedicado a museo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
La prosperidad económica tuvo su correspondiente reflejo en el ámbito cultural. La Universidad, fundada por Carlos I en 1526 junto a la sede de la antigua Madrasa musulmana, permitió a la ciudad convertirse en una de los centros culturales más activos de la Península. La efervescencia del momento favoreció la llegada a Granada de los influjos del Renacimiento italiano, que se plasmaron en la construcción, hacia 1542, del Palacio de Carlos V, una edificación de sencillas proporciones y planta cuadrada sobre la que se impone un patio circular.
También por estas fechas comienzan los trabajos de construcción de la Catedral, inicialmente en estilo gótico y después renacentista. El gran director de estos trabajos fue Siloé, aunque en el posterior periodo barroco alguno de sus principales arquitectos fueron Alonso Cano y Francisco Hurtado, este último autor también del sagrario del Monasterio de La Cartuja. Junto a la Catedral, en la Capilla Real, se hallan enterrados los Reyes Católicos. El diseño del proyecto urbanístico de la ciudad de Granada, bajo la ideología de la Contrarreforma, fue obra del arzobispo Pedro de Castro y Quiñones.